Para la realización del criminal profiling, el profiler (perfilador)
debe analizar varios elementos del crimen, entre ellos el análisis de la
escena del crimen. Este trabajo pretende asomarse a ese análisis,
mostrando cuál sería las fases, las cuestiones que debe plantearse y la
información que se puede extraer para la elaboración del profiling.
La
perfilación criminal es una técnica de investigación criminológica
derivada del análisis que se realiza a los diferentes patrones
conductuales en los agresores conocidos; para con ello definir y crear
tipologías (perfilación criminal inductiva) y así auxiliar en la
resolución de crímenes en los casos donde se desconoce al responsable, a
partir de los indicios físicos y psicológicos encontrados en la escena
del crimen (perfilación criminal deductiva).
1. PERFIL CRIMINAL. DEFINICIÓN.
Siguiendo
a Garrido (2006), el perfil criminológico puede definirse como una
estimación acerca de las características biográficas y del estilo de
vida del responsable de una serie de crímenes graves y que aún no se ha
identificado.
El
objetivo de este perfil es delimitar las características del presunto
culpable para disminuir el rango de posibles culpables y ayudar a la
policía focalizando y restringiendo las posibilidades de investigación,
posibilitándoles el centrarse en los blancos realistas. Este punto es
muy importante, ya que cuando se tratan de crímenes violentos o
seriales, la alarma social y las posibilidades de que se vuelvan a
repetir los hechos, hacen necesaria actuar con rapidez y detener cuanto
antes al asesino.
El perfil tiene sus limitaciones, no es una
ciencia exacta, está basada en el análisis de la huella psicológica que
el asesino deja en sus crímenes y en datos estadísticos recolectado de
otros casos y de los datos teóricos aportados por la psicología y la
criminología. Estamos por tanto hablando de probabilidades.En palabras
de Ressler (2005), las personas que realizan un perfil buscan patrones e
intentan encontrar las características del probable autor, se usa el
razonamiento analítico y lógico, “qué” más “por qué” igual a “quién”.
2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PERFIL CRIMINAL. LA PSICOLOGÍA EN EL CRIMEN.
El
uso de la psicología para combatir y estudiar el crimen debe estar
relacionado desde el inicio mismo de ésta, sin embargo, ha sido
relativamente reciente en el tiempo la intención de algunos expertos de
elaborar una metodología más o menos sistemática que nos ayude a
capturar a criminales usando las aportaciones que la psicología nos
brinda.
Esta metodología ha estado basada principalmente en la
creación, desarrollo y uso de técnicas clasificatorias y de etiquetajes
del delincuente criminal, teniendo inicialmente como principal objetivo
la captura del criminal.
El acopio de datos ha posibilitado un
estudio más en profundidad, que ha dado lugar a diversas teorías
psicológicas del crimen, teorías que tratan de explicar el hecho
criminal al igual que hace con cualquier patología mental.
El desarrollo de técnicas terapéuticas y de rehabilitación del crimen está en un estadio muy precoz:
•
1888. Gran Bretaña. El Dr. George B. Philips diseña el método
“modelo-herida”, basado en la relación que existe entre las heridas que
sufre la víctima y su agresor. En función de las características de
éstas, se podría diseñar un perfil del delincuente.
•
1870. Italia. Lombroso es considerado el padre de la criminología.
Estudia desde el punto de vista evolutivo y antropológico prisioneros,
dando lugar a una clasificación de delincuentes que tienen en cuenta
características físicas:
Criminal Nato:
Ofensores primitivos caracterizados por un proceso de degeneración
evolutiva que podían ser descrito por determinadas características
físicas.
Delincuente demente: Ofensores que padecen patologías mentales acompañadas o no de físicas.
Criminaloides:
Serían los que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores
pero determinadas circunstancias les han llevado a delinquir.
•
1955. Alemania. Kretschmer hace un estudio de más de 4.000 casos y
diseña una clasificación basada también en características físicas:
Leptosómico: Delgado y alto.
Atlético: Musculoso, fuerte.
Pícnico: bajos y gordos.
Mixtos: no puede encajar completamente en ninguna de las anteriores y sí en varias de ellas.Según esta clasificación
cada tipo de delincuente se relacionaría con un tipo de delito, así los
leptosómicos son propensos al hurto, los atléticos a crímenes donde se
use la violencia y los pícnicos al engaño y el fraude.
Las
anteriores aportaciones tienen un fuerte componente biologicistas y
fueron siendo abandonadas por la poca utilidad que ofrecía, así como por
sus carencias científicas.
Posteriormente y junto con el
desarrollo que la psicología iba atesorando, las teorías dejaron a un
lado las características físicas para detectar a criminales y empezaron a
usar características psicológicas.
•
1957. USA. Brussel compara conductas delictivas con conductas de
pacientes mentales. Su perfil del Bonbardero de Nueva York puede ser
considerado el primer perfil psicológico criminal.
32
paquetes explosivos en Nueva York en ocho años. Brussel examinó las
escenas de los crímenes y dio un perfil a la policía. El bombardero es
un inmigrante de Europa de entre 40- 50 años que vivía con su madre.
Hombre que era muy aseado y que por la forma redondeada de sus “w”
adoraba a su madre. y detestaba a su padre. Predijo que en su detención
vestiría un traje cruzado y abotonado.Poco más tarde, y tras las pistas
aportadas por Brussel, George Metesky, un empleado enfadado de la
compañía donde puso el primer artefacto fue detenido, llevaba un traje
cruzado y abotonado.Según
Brussel, su perfil fue fruto del uso del razonamiento deductivo, su
experiencia y el cálculo de probabilidades. Brussel apuntó hacia un
hombre paranoico, trastorno que tarda alrededor de 10 años en
desarrollarse, lo que, junto a la fecha de la primera bomba le llevó a
la edad del perfil. Este trastorno explica el resentimiento perdurable,
la pulcritud y perfección de sus acciones y artefactos, así como su
vestimenta. Las notas que dejaba permitieron evaluar su procedencia,
parecía como si estuviera traduciendo, lo que nos lleva a un inmigrante,
en concreto del Este de Europa, donde históricamente se ha usado las
bombas como armas de terrorismo.La exactitud del perfil tuvo una gran
repercusión en la policía, que empezó a respetar y a usar las
aportaciones que la psicología podía hacer en este tipo de casos.A
pesar de que era aún una técnica poco precisa y con fallos, como se
demostró entre otros, en los casos del Estrangulador de Boston, el
perfil criminal fue ganando aceptación y demanda. A esto ayudó el
aumento de homicidios en los que el asesino no era una persona conocida
para la victima, lo que complicaba su resolución a la policía.
• 1970.USA. A partir
de esta fecha, resulta vital para el desarrollo de esta técnica las
aportaciones y desarrollos realizados por el FBI. El perfil psicológico
del criminal queda establecido como técnica de investigación policial
para resolver los casos difíciles, se crea la Unidad de Ciencias del
Comportamiento en el FBI, unidad especializada en el diseño de este tipo
de perfiles. Agentes del FBI se preocupan por este tema y se van
especializando, entre ellos Robert Ressler. Ressler entrevistó a cientos
de criminales violentos en las cárceles, analizó y sistematizó toda esa
información en el Proyecto
de Investigación de la Personalidad Criminal, creado por él mismo y
empezaron a documentar ciertos patrones y comportamientos de
asesinos.Una de sus mayores aportaciones fue la del término de “asesino
en serie".1. Asesinos en serie Organizados:
Muestran cierta lógica en lo que hacen, no sufren trastornos mentales
que puedan explicar en parte lo que hace, planifican sus asesinatos, son
premeditados y nada espontáneos, suelen tener inteligencia normal o
superior, eligen a sus victimas y las personaliza para que exista una
relación entre él y su presa.
2. Asesinos en serie no Organizados:
Sus actos no usan la lógica, suelen presentar trastornos mentales que
se relacionan con sus aberrantes actos, tales como la esquizofrenia
paranoide. No selecciona ni elige a sus victimas, ya que sus impulsos de
matar le dominan tanto que improvisa, actúa espontáneamente y con una
mayor carga de violencia y saña sin ningún mensaje. Su deterioro mental
hace también que no se ocupe de la escena del crimen ni haga nada
especial para no ser detenido. No quiere relacionarse con su víctima,
solo destruirla.
Esta
clasificación es actualmente usada en el desarrollo de perfiles, aunque
en muchas ocasiones no existen los asesinos organizados o desorganizados
puros y son más mezcla de ambos. No obstante la división sí ha
resultado fructífera y de gran ayuda a la hora de perfilar un asesino ya
que dentro de su clasificación, las características que describen a uno
y a otro tipo de asesino si tiene una gran consistencia estadística.
Los términos de organizados y desorganizados son, como dice Ressler, de
fácil uso para los policías porque se escapa un poco de la terminología
psicológica y médica.
A partir de las aportaciones del
FBI, la técnica del Perfil criminal ha ido evolucionando y adoptándose
por otros cuerpos de policía de otros países. Además, se han creado
diversas titulaciones académicas, agencias y organizaciones privadas
encargadas de realizar perfiles criminales.
Aunque no hay y
posiblemente no haya un sistematización absoluta de esta técnica, es en
gran parte como dice Ressler un arte, el perfil ha quedado incluido como
una técnica de investigación criminal.
3. ÁMBITOS DE APLICACIÓN DEL PERFIL CRIMINOLÓGICO.
Generalmente,
el uso del perfil criminológico se restringe generalmente a crímenes
importantes tales como homicidios y violaciones. Como mencionamos
anteriormente, las características de estos hechos hace que la policía
deba trabajar contrarreloj para resolver estos casos. Cuando se trabajan
en homicidios donde el culpable es un desconocido para la víctima, el
perfil puede ayudar a dar luz sobre el crimen y encaminar a la policía
en sus investigaciones.
Cuando se quiere evaluar la posibilidad
de relacionar varios homicidios, realizar un perfil sobre el autor de
los asesinatos puede ayudar a determinar si estamos ante un asesino en
serie o ante asesinos inconexos.En otras ocasiones, el perfil ayuda a
conocer ante qué tipo de personas nos enfrentamos y éste arma puede
usarse antes de su captura, provocando por ejemplo al agresor en los
medios de comunicación, y después de su captura, preparando los
interrogatorios.
Otro ámbito de aplicación del perfil es su
función teórica, en cuanto a que el análisis y evaluación de casos
sirven para aumentar el conocimiento que se tiene sobre la propia
técnica y sobre el hecho criminal.
4. TIPOS DE PERFILES CRIMINALES.
4.1 Perfil de agresores conocidos o método inductivo.
Este
método se basa en el estudio de casos para, a partir de ellos, extraer
patrones de conductas característicos de esos agresores.
Se
desarrolla básicamente en el ámbito carcelario, mediante entrevistas
estructuradas o semiestructuradas, aunque también se suele usar como
fuente de información las investigaciones policiales y judiciales.
El
estudio de presos se complementa con entrevistas a personal carcelario a
su cargo, así como parientes y cualquier persona que pueda dar
información relevante respecto a esta persona.
Ressler, dentro del
proyecto de Investigación de la Personalidad criminal (PIPC) entrevistó,
junto a colaboradores, a cientos de criminales violentos por todas las
cárceles de EE.UU. Según su experiencia, las entrevistas a criminales
solo tienen valor si aportan información útil para la policía sobre su
personalidad y sus acciones. Para ello, el entrevistador debe ganarse la
confianza y el respeto del entrevistado.
Una característica a
tener en cuenta a la hora de elegir a los entrevistados es que ninguno
de ellos pueda ganar nada por el hecho de participar en la entrevistas,
ya que esto podría sesgar sus respuestas.
4.2. Perfil de agresores desconocidos o método deductivo.
Este
método se basa en el análisis de la escena del crimen en cuanto a sus
evidencias psicológicas para que pueda inferirse el perfil del autor de
ese crimen. En este método se intenta pasar de los datos generales a los
particulares de un único individuo. Para ellos se analiza la escena del
crimen, la victimología, pruebas forenses, características geográficas,
emocionales y motivacionales del agresor.
Para la realización de este perfil se tiene en cuenta los datos aportados por el método inductivo.
5. METODOLOGÍA DEL PERFIL.
Para
la elaboración de un perfil criminal es necesario el análisis y
evaluación de estas fuentes: escena del crimen, perfil geográfico, modus
operandi y firma del asesino y victimología.
5.1 Escena del crimen:
La
escena del crimen es, como su nombre indica, el lugar que el asesino ha
elegido para matar a su víctima. Las escenas pueden ser varias si el
asesino ha usado varios lugares desde que atrapa su víctima hasta que la
deja. Puede atraparla en un sitio, torturarla en un segundo, matarla en
un tercero y trasladarla a un cuarto para abandonarla allí. En
cualquier caso, la escena principal es donde la muerte o agresión de
mayor importancia y el resto son secundarias. Generalmente es en la
primaria donde hay más transferencia entre el asesino y su víctima, por
lo cual suele ser en la que hay más evidencias psicológicas y físicas.
Es
importante por esto la protección de la escena o escenas del crimen ya
que cada pista puede ser clave, además, es necesario evaluar si ha
habido una manipulación de dicha escena, lo que suele llamarse actos de
precaución o conciencia forense (cuando elimina pruebas físicas).
5.2 Perfil geográfico:
Este
perfil describe el aspecto geográfico donde se desenvuelve el
delincuente, sus escenas del crimen, los puntos geográficos de esos
crímenes, sus desplazamientos, el terreno en el que actúa, zona de
riesgo, base de operaciones.
Este perfil nos dice mucho del mapa
mental del criminal, que es la descripción que el delincuente tiene en
su cabeza de las zonas geográficas en las que se desenvuelve en su vida.
Su casa, su calle, su barrio, su ciudad están descritos en la mente del
criminal en función de las experiencias que ha tenido con cada uno de
esos lugares, nos describe su zona de confianza, su territorio, las
zonas de influencia, cómo se mueve y se desplaza por ellas. La
comprensión de estos datos nos puede dar información de en qué zona
vive, dónde debemos buscarlo y dónde puede actuar.
Como cualquier
depredador, éste ataca a sus víctimas en el territorio en el que se
sienta seguro, su presa tenga menos posibilidades y pueda huir si es
necesario. Como cualquier persona, las conductas que requieren intimidad
o que pueden provocar cierto estrés, son más fáciles de realizar en
terreno conocido que en aquel desconocido que nos provoca inseguridad.
Para el asesino en serie matar es su objetivo, pero no olvida su sentido
de supervivencia que le hace tratar de evitar que le capturen. Por eso
va a matar en aquellas zonas en las que se sienta cómoda. Este hecho
puede desaparecer en determinado tipo de asesino en serie, en concreto
en los desorganizados, en lo que su sed de muerte se produce por
impulsos y no tiene tanto control sobre ese aspecto. Generalmente, su
deterioro mental también hace que no planifique tanto sus crímenes. Por
otro lado, ese deterioro mental hace que no sea capaz de desplazarse a
grandes distancias para buscar a su víctimas ni para acabar con sus
vidas, por lo que también actúa en su zona geográfica.
Muchos
estudios se han hecho al respecto, de los cuales, la hipótesis del
círculo de Canter ha sido la más fructífera. Corresponde a un estudio
realizado con violadores en el que se encontró que entre el 50 y el 70
por ciento de ellos vivían en un área que podía ser delimitada por un
círculo que uniese los dos lugares más alejados donde había actuado,
muchos de ellos vivían en el mismo centro de ese círculo.
El
estudio de casos ha mostrado que en la mayoría de los asesinos en serie,
sus primeros actos se realizan cerca del lugar donde reside o trabaja y
posteriormente se van alejando a medida que van adquiriendo seguridad y
confianza. Cuando decimos cerca del lugar donde vives es una cercanía
relativa ya que el asesino tampoco se va a exponer a ser reconocido
actuando en lugares muy próximos a su hogar y en el que las posibles
víctimas y testigos puedan conocerlo.
Un tipo de asesino, el
viajero, rompe esta regla en cuanto a que prefiere viajar lejos de su
zona habitual de residencia para matar.
5.3 Modus operandi y firma.
El
modus operandi es el método que usa el asesino para llevar a cabo su
crimen, describe las técnicas y las decisiones que el asesino ha tenido
que tomar. De esta evaluación sacamos información sobre cómo mata
nuestro asesino y qué características psicológicas se pueden deducir de
este método: planificador, inteligente, profesión que puede desarrollar,
descuidado, perfeccionista, sádico...
El modus operandi, al
contrario que la firma, puede variar a lo largo del tiempo puesto que,
como habilidades, pueden aprenderse o evolucionar o degenerarse con los
crímenes posteriores.
El modus operandi tiene naturaleza
funcional y tiene tres metas: proteger la identidad del delincuente,
consumar con éxito la agresión y facilitar la huida.
Por lo que
se refiere a la firma, ésta es el motivo del crimen, el por qué, refleja
la razón por la que el asesino hace lo que hace. Nos da una información
más profunda ya que nos presenta qué quiere decir con el crimen, y más
psicológica puesto que nos habla de sus necesidades psicológicas. El
asesino mantiene su firma estable a lo largo de su carrera criminal, por
lo que, aunque cambie su modus operandi podemos relacionarlo por dicha
firma.
Esto no quiere decir que físicamente la conducta o
conductas que describen la firma del delincuente no puedan cambiar. El
aspecto profundo de la firma no cambia, la ira, venganza, sadismo
permanece inalterable pero la forma de plasmarla puede evolucionar,
incrementar, disminuir o degenerarse en función del propio desarrollo de
la motivación a la que representa.
5.4. Victimología.
La
víctima tiene una importancia crucial puesto que es la protagonista del
hecho criminal, presencia el crimen en primera persona, sobre ella
recae el acto criminal y se representan el modus operandi y la firma del
asesino.Si la víctima sobrevive puede aportar mucha información de
primera mano acerca de su agresor y de sus circunstancias, si ésta
fallece es necesario realizar una autopsia psicológica. En esta autopsia
se tratan de recoger varios aspectos personales y sociales de la
víctima. Es necesario reunir una serie de información respecto a su
domicilio, educación, estado civil, aficiones, situación económica,
temores, hábitos, enfermedades, amistades, trabajo...
De toda
esta información se desprende primariamente una clasificación de la
víctima en cuanto al riesgo que suponen para ser agredidas. En este caso
hablamos de víctimas de bajo y del alto riesgo. Como es lógico, las
víctimas de alto riesgo tienen una mayor probabilidad de ser atacadas y
además de no suponer muchos problemas para sus atacantes.
Por
otra parte, el estudio y análisis de la víctima nos da información de
cómo su asesino se relaciona con sus víctimas, lo que nos proporciona
una huella psicológica importante para realizar el perfil. En un crimen
hay dos protagonistas, el asesino y su víctima, entre ellos hay una
relación, el asesino usa a la víctima para narrar su historia, para
satisfacer sus fantasías personales pero también para dejar constancia
de su relación con el mundo. Y es en esta relación donde se refleja más
su personalidad.
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